jueves, 29 de marzo de 2012

Este jueves, un relato: "Las fiestas de mi pueblo"


-Paqui, este año tienes que intentar cogerte las vacaciones en septiembre, o al menos pillar la primera quincena del mes para poder venir a las fiestas de mi pueblo.
-Lo intentaré, pero para eso tienes que convencerme primero. ¿Seguro que no son iguales que todas?
-Seguro. Hacemos una cosa. Yo te explico cómo son y qué se hace cada día y tú ya decides ¿vale?
-De acuerdo, me parece estupendo, pero ya te aviso de que no es tan fácil convencerme.
-Tú déjame a mí.

Verás, las fiestas de Jimena en honor a la Virgen de los Remedios se celebran del 6 al 10 de septiembre y cuentan con una serie de tradiciones que las hacen diferentes a las de otros pueblos.
El día 6 por la noche, para empezar a calentar motores, es la Noche Flamenca Aznaitín, organizada por la Peña El Lanchar.
El día 7 dan comienzo las fiestas de manera oficial con la lectura del pregón en la plaza y el pasacalle de gigantes y cabezudos acompañados por la banda de música. Por la tarde tiene lugar la romería en la que se traslada a la patrona, la Virgen de los Remedios, desde el Santuario de Cánava hasta el pueblo para que pase el resto de las fiestas en la Iglesia Parroquial de Santiago el Mayor. Los vecinos la acompañan andando, aunque también hay quien lo hace a caballo y en unas preciosas carrozas de flores de papel preparadas con esmero para la ocasión y que entran en concurso. El colorido de los trajes de gitana de las mujeres y de las flores de las carrozas aportan alegría y viveza a la celebración en la que no faltan los vivas a la Virgen y las sevillanas.


Cuando la patrona llega a la plaza se vive uno de los momentos más emocionantes. Ya comienza a anochecer y se quema una rueda de fuego, además, un grupo de jóvenes cantan a la Virgen que se sitúa en los escalones para que todos puedan verla. A más de uno se le saltan las lágrimas. Es difícil de explicar lo que se siente en ese instante, pero en cualquier caso, la alegría y el buen ambiente lo inundan todo.
Por la noche tiene lugar un espectáculo pirotécnico y salen los toros de fuego, otra de las tradiciones más típicas del pueblo. Pero tranquilos, que no son animales de verdad, sino una estructura metálica de la que salen cohetes rateros que es portada por chavales que corren por la plaza y sus callejones detrás de la gente. Es algo muy divertido. La banda de música contribuye a animar la velada con canciones propias de un día de fiesta y personas de todas las edades, especialmente jóvenes, bailan mientras que otros hacen “torres humanas”. Después, ya se sabe, la noche es joven y la fiesta continúa en la caseta municipal.

El día 8 se suceden varios actos religiosos en honor a la patrona, un campeonato de cucañas y el disparo de las llamadas “bombas japonesas” de las que salen regalos para los más pequeños. La jornada transcurre sin descanso, ya que desde el mediodía los jimenatos, junto con los forasteros que esos días nos visitan, “ligan” en los bares de la plaza y en los chiringuitos de los alrededores (ligar quiere decir tomar vinos y cervezas con sus respectivas tapas incluidas, así como raciones). De ahí se pasa al café y a las copas en el “Marchita”, una carpa situada en una calle aledaña a la plaza en la que los jóvenes, y otros que no lo son tanto, bailan y se divierten durante toda la tarde.

Por la noche, otra de las tradiciones más representativas del pueblo, la primera gran verbena en el paraje de Cánava, si, el mismo en el que está la ermita de la Virgen. Se trata de una celebración muy elegante, que también tiene lugar el día 9, en la que las mujeres tienen que ir vestidas con traje de noche o de faralaes y los hombres con chaqueta y corbata. Esto es algo que choca a muchos pero que suele gustar por su originalidad y elegancia. En ambas noches (la del día 8 y la del día 9) se eligen, además, a Miss y Mister Jimena y se entregan varios premios a las mujeres mejor vestidas para la ocasión.


El día 9, juntos con los actos religiosos y las actividades para los niños del pueblo, destaca la charanga con su entretenido pasacalle seguido por un gran número de personas con ganas de bailar sus canciones. La jornada concluye con la segunda verbena, tal y como acabo de comentar.

Así llegamos al día 10 y con él a la última jornada festiva. Por la tarde los jimenatos vuelven a arropar a su patrona en su regreso a casa, a la ermita. De nuevo las carrozas y los jinetes en sus caballos, junto con la banda de música, conforman el transcurrir de la procesión. Y por la noche, antes de que la caseta abra sus puertas a los más animados que todavía tienen ganas de marcha, vuelven los toros de fuego y la traca de fin de fiestas.

-Como puedes imaginar, Paqui, esto es un breve resumen, puesto que podría pasarme horas explicándote todo con detalle. Pero como dicen que una imagen vale más que mil palabras, aquí te enseño algunas fotos para que te vayas haciendo el cuerpo. ¿Qué te parece?
-Creo que me has convencido, mañana mismo hablo con mi jefe.      

Puedes conocer más fiestas de otros pueblos en casa de Manuel  

martes, 27 de marzo de 2012

Tiene arreglo



En una sociedad como la actual, en la que a la televisión le viene mejor que nunca el apodo de “la caja tonta”, pues abunda la denominada “telebasura”, quiero hacer referencia a un programa de Canal Sur que lleva unos seis meses en antena y que creo que merece la pena destacar. Se trata de “Tiene arreglo”, presentado por Toñi Moreno, una gran profesional del periodismo que cuenta con bastantes años de experiencia y un peculiar estilo que le hace especialmente cercana al espectador. Unas cualidades más que necesarias para hacer frente a la labor que tiene encomendada, que no es otra que la de tratar de ayudar a los andaluces que más lo necesitan.
            Pasamos por tiempos de crisis, especialmente en esta nuestra querida Andalucía, donde las cifras del paro resultan alarmantes y hay muchas familias que lo están pasando realmente mal. Padres que pierden su puesto de trabajo y a los que se les acaba el subsidio por desempleo, pero que tienen que hacer frente a multitud de deudas y gastos; familias numerosas que dependen de la pequeña pensión de alguno de sus miembros, otras que pierden su casa por no poder pagar la hipoteca… Son muchos y muy diversos casos y ahí tenemos que estar todos intentando arrimar el hombro. Ya se sabe lo que dicen, hoy por ti, mañana por mí, y de Andalucía podrán decir lo que quieran, pero nunca que sus habitantes no son solidarios.
            Por las mañanas, Toñi Moreno, “la Toñi” como le llaman los espectadores cariñosamente, sorprende a los telespectadores con historias que es imposible que no te toquen el corazón. Recuerdo el caso de una mujer mayor con varios hijos a su cargo, una de ellas embarazada, que había pasado muchas fatigas en la vida hasta poder tener su propia casa y ahora, ironías del destino, lo había perdido todo en un incendio. Aunque afortunadamente no hubo que lamentar pérdidas humanas, si que hubo cuantiosos daños materiales y, lo que es peor, sentimentales. Entre todos los objetos y enseres perdidos, destacaban las cosas que la hija tenía preparadas con ilusión para el retoño que ya venía de camino. El testimonio de aquellas dos mujeres rodeadas por pareces calcinadas hizo que a más de uno, entre ellos a mi misma, se nos saltaran las lágrimas, y no tardaron en “llover” las llamadas telefónicas de personas con ganas de ayudar a esa familia. Es solo un ejemplo, pero hay muchísimos más que, gracias a la televisión y a los andaluces que la ven, obtienen una pronta solución. Cada uno da lo que tiene o lo que puede y es bonito ser testigo de tantas muestras de generosidad.
            Os recomiendo que veáis el programa si tenéis ocasión, creo que también se puede hacer por internet, así que no tenéis problema. Y recordad que el espíritu de solidaridad para con el prójimo no es algo reservado única y exclusivamente para épocas como la Navidad, en la que todos estamos especialmente sensibles, si no que personas como la que salen en el programa “Tiene arreglo” necesitan nuestra ayuda durante todo el año. Os dejo con esta breve reflexión.
Creo que buscando en este enlace podéis ver algún programa de "Tiene arreglo".

jueves, 22 de marzo de 2012

Este jueves, un relato: "Déjà vu"



Se puso el traje de chaqueta azul marino con una camisa blanca y unos zapatos de tacón, el pelo suelto y unos discretos pendientes. Cogió la carpeta con el currículum y toda la información necesaria sobre su experiencia laboral y salió a la calle preparada para una nueva entrevista de trabajo. A esas alturas ya había perdido la cuenta de cuantas llevaba, pero seguro que eran más de una docena.
            Fue hasta la boca del metro más cercana a su domicilio y comenzó un viaje que le llevaría unos 45 minutos incluyendo varios transbordos. La empresa en la que estaba citada se encontraba en la otra punta de la ciudad, por lo que decidió ir con tiempo más que de sobra para evitar prisas y posibles inconvenientes de última hora.
            Una vez en el suburbano se dedicó a observar a las personas que tenía a su alrededor. Era algo que le gustaba hacer desde pequeña, mirar a los viajeros e imaginar a dónde se dirigían  o a que se dedicaban. De esa forma se le hacía más corto el trayecto. Además, no se sentía lo suficientemente concentrada como para ponerse a leer un libro o el periódico tal y como hacían otros, ella prefería guardar toda su energía para la esperada entrevista.
            La megafonía anunció su parada. Rosa salió del vagón y se dirigió hacia la calle con la desagradable sorpresa de que llovía con fuerza. Miró en el bolso para probar suerte pero no la tuvo, ya que no encontró ni rastro del pequeño paraguas que le había regalado su hermana un par de años antes. De repente sintió que aquello ya lo había vivido antes y notó un escalofrío.  Es más, sabía que al dar unos pasos encontraría a un joven vendiendo paraguas a tres euros  y que adquiriría uno sin dudarlo. Se puso nerviosa tratando de intuir que sucedería después. La imagen dándole las monedas al chico y abriendo  el preciado objeto con rapidez le resultaba tan familiar que estaba convencida de que ya había sucedido antes.
            Entonces encontró en ese contratiempo la oportunidad de realizar la mejor entrevista que los miembros de recursos humanos hubieran podido imaginar. Si lograba averiguar las preguntas que le iban a formular tendría el privilegio de poder meditar las respuestas previamente, es decir, que aquel déjà vu le podía servir para adelantarse al interlocutor y contestar a sus cuestiones de la mejor manera posible. Así fue. “¡Prueba superada!”, pensó al salir de la empresa, y se fue con sus amigos al bar de copas del momento para celebrarlo. Esa extraña visión de futuro le había valido para obtener el puesto de trabajo que tanto deseaba.  

Más historias reales o imaginarias sobre Déjà vu en casa de Carmen Andújar 

jueves, 15 de marzo de 2012

Este jueves un relato: "El cine"



Hoy quiero hablaros de mi película favorita: E.T. La primera vez que la vi, cuando era niña, me encantó y desde entonces hasta hoy la he visto un montón de veces. Cuando me enteraba de que la iban a poner en la tele intentaba estar sentada en el sofá para dedicar un par de horas a volver a verla. Llegó un momento en el que ya me sabía algunos diálogos de memoria y había ciertas escenas que me encantaban, como cuando la niña, interpretada por la actriz Drew Barrymore, escondía al extraterrestre entre un montón de peluches o cuando E.T. se emborrachaba con la cerveza. No me cansaba de verla una y otra vez con el paso de los años. Es un a película a la que le he cogido un cariño especial, sobre todo a su protagonista, un personaje que me encanta.
            Un día, viendo la televisión, salió un  a nuncio en el que pude ver, a lo lejos, un muñeco de E.T. del cual me enamoré. Me gustó tanto que quería comprarme uno igual, pero no había manera de encontrarlo. Pasó el tiempo, siempre con la esperanza de conseguirlo, hasta que llegó la Navidad de 2011. Como siempre, en mi familia hicimos un amigo invisible para Nochebuena. A mi hermano le toqué yo en el papelito que sacó de una bolsa un par de meses antes. Esa noche, todos fueron recibiendo sus regalos hasta que llegó mi turno. El paquete venía metido dentro de una bolsa  de una conocida marca de ropa y pensé, “vaya, alguna prenda de vestir, a ver si hay suerte y me gusta”. Pero cuando cogí el obsequio entre mis manos me di cuenta de que más bien era como un  bulto algo duro, por lo que mi confusión era cada vez mayor. Por fin abrí el paquete y… ¡¡SORPRESA!! ¡Era el peluche de E.T.!
            Creo que nunca me había alegrado tanto al recibir un regalo y más cuando me enteré de que provenía de mi hermano, quien después de mucho buscarlo había logrado comprarlo por internet. Ahora, situado en un lugar especial de mi cuarto, me recuerda a mi infancia cada vez que lo veo y me trae muy gratos recuerdos.

Aquí os dejo una foto de aquel día en el que recibí el regalo para que lo veáis.

Más historias sobre cine en la siguiente sala: http://neogeminis.blogspot.com/

lunes, 12 de marzo de 2012

Tarde de toros



Tras dos años de espera, debido a las inclemencias del tiempo de 2011, el Festival Taurino benéfico organizado por la Asociación Española Contra el Cáncer de Jaén de la mano del maestro Enrique Ponce volvió al coso de la Alameda para deleite de los aficionados a la fiesta nacional.
            El cartel, formado por los diestros Francisco Ruíz Miguel, Enrique Ponce, Javier Conde, Curro Díaz, El Cid, Cayetano y el novillero Carlos Ojeda prometía una buena tarde y así fue. El tiempo y el gran ambiente de la plaza acompañaron a los toreros que lidiaron astados de la ganadería de Zalduendo.
            El primero en demostrar su arte y valía fue el maestro Ruíz Miguel, que a pesar de su edad completó una buena faena que le hizo merecedor de una oreja. Tras él le llegó el turno al organizador del evento, el querido y respetado Enrique Ponce, uno de los mejores de la tarde desde mi punto de vista, que se llevó dos apéndices como trofeo. Después vino Javier Conde, quien concluyó la faena obteniendo una oreja. El cuarto de Zalduendo fue para Curro Díaz, cuyo bueno hacer con el toro le sirvió para ganarse dos orejas. Y como dicen que no hay quinto malo, El Cid, otro de los mejores de la tarde y de los más aclamados por el público, también logró dos orejas, aunque el respetable llegó incluso a pedir al presidente que le otorgara también el rabo por su fino y precioso toreo aún a sabiendas de que esto no era posible al no haber dado muerte al toro a la primera. Acto seguido le tóco el turno a Cayetano, que se tuvo que conformar con un apéndice. El broche final al festival lo puso el novillero Carlos Ojeda, una joven promesa del toreo que con apenas veinte años deleitó a los presentes en la plaza con su buen hacer. No le faltaron ganas y entusiasmo al chaval, que tuvo el detalle de brindar el toro a Enrique Ponce, fundiéndose ambos en un emotivo abrazo. El esfuerzo y la valía de Ojeda le sirvieron para conseguir dos orejas que mostró orgulloso al público en su vuelta al ruedo.
            Después de este brevísimo resumen de la corrida, he de deciros que disfruté de lo lindo. Me gustó mucho la actuación de todos y cada uno de los diestros, especialmente de Ponce y El Cid, como ya he mencionado anteriormente. Los toros, en general, también hicieron un buen papel, quizás con la excepción del que le tocó por suerte a Cayetano, que se mostró algo más reacio a la lidia. El ambiente en la plaza era estupendo y el tiempo también acompañó. ¿Qué más se puede pedir?
            Por cierto, me uno a la opinión de todas aquellas mujeres que no paraban de gritar a Cayetano “¡¡guapo!!” Cada vez que se acercaba al tendido en el que se encontraban. ¡No es para menos! Y por supuesto, no faltó mi pañuelo blanco para pedir a la presidencia los trofeos que merecían los toreros. ¡Teníais que haberme visto entregada a la causa agitándolo enérgicamente y gritando “¡la oreja, la oreja!” y “¡otra, otra!” Para el siguiente festival, ¡que cuenten conmigo!

jueves, 8 de marzo de 2012

Este jueves, un relato: "Sorpresa"


“Venga, despierta, ha llegado el gran día”, escuchó Juan todavía un poco adormilado. No había pasado buena noche debido a que los nervios y la ilusión le impedían conciliar el sueño con normalidad. No era para menos, después de un año de intenso trabajo en el equipo de fútbol del pueblo llegaba el momento de demostrar de lo que eran capaces.
            Último partido de la temporada y tres puntos en juego que les permitirían ascender de categoría. Para ello solo les valía una victoria, cualquier otro resultado daría al traste con las esperanzas depositadas por todos en alcanzar una división mejor.
            Se levantó de la cama de un salto, no había tiempo que perder. “come algo, chiquillo”, le dijo su madre, “y llévate unas galletas para el camino”. El partido era en una localidad cercana, pero tenían que coger el autobús temprano para poder realizar el calentamiento y tenerlo todo dispuesto para el gran choque. El rival era un ‘hueso duro de roer’, un equipo que llevaba varias temporadas luchando por conseguir un ascenso que se le resistía.
            El ambiente en el campo no podía ser mejor. Muchos vecinos habían decidido desplazarse hasta el lugar del encuentro para animar a sus futbolistas y el estadio presentaba un lleno de impresión. Juan y sus compañeros empezaban a impacientarse mientras que el entrenador les daba las últimas indicaciones. Por fin llegó el inicio del partido. El árbitro pitó y el balón comenzó a rodar.
            El primer tiempo trascurrió con un dominio claro del equipo visitante, que al llegar al descanso ya iba ganando por dos goles a cero, pero todavía quedaba una segunda parte en la que se preveía que los locales salieran con más fuerza. Y así fue, todavía hoy nadie se explica que en apenas diez minutos el resultado fuera empate a dos.
El choque estaba más igualado que nunca y los nervios a flor de piel. En las gradas, padres, madres, amigos y demás familiares animaban a sus equipos sin descanso. Las manillas del reloj seguían sus pasos acercándose cada vez más al término del partido. Entonces, una jugada de ataque hizo que los locales cometieran un penalti decisivo. El entrenador lo tenía claro, tenía que lanzarlo Juan, era el mejor rematando con la zurda a balón parado y en pocas ocasiones se le resistía el gol. De repente, se hizo el silencio y todo el estadio giró la cabeza hacia él. Se sentía tan observado y con tanta responsabilidad en sus botas que comenzaron a temblarle las piernas. Su mente no paraba de pensar “¿lo tiro hacia la izquierda o hacia la derecha? ¿Y si lo fallo?”
No hubo lugar para el disparo. Juan cayó desplomado al césped y el silencio se rompió con los gritos y llantos de su madre. El árbitro decidió suspender el encuentro mientras los servicios de emergencias trasladaban a Juan al hospital más cercano. Una vez allí, los médicos consiguieron reanimarlo y enseguida hubo uno que descubrió lo que había sucedido. Le miró a la pierna y observó un pinchazo. Al parecer le había picado un alacrán y lo importante era extraer el veneno para evitar males mayores, algo que consiguieron suministrándole un antídoto.
Juan pasó varios días en el hospital, pero se recuperó especialmente rápido gracias a su juventud y sus ganas de luchar. Durante ese tiempo, el partido pasó a un segundo plano pero el reinicio del choque estaba previsto para dos semanas más tarde y Juan no estaba dispuesto a que nadie tirase ese penalti por él…  

Más relatos con finales sorprendentes en el bote de Any:           remandoensanignacio.blogspot.com

jueves, 1 de marzo de 2012

Este jueves, un relato: "El apego a un objeto"




¿Mi objeto más preciado? Sin lugar a duda, mi coche. Nuestra relación dura ya cuatro años y medio y seguimos llevándonos igual de bien que al principio. Aunque eso sí, he de reconocer que le he dado algún disgusto que otro y ahora tiene unas cuantas “heridas de guerra” que me hacen recordar nuestros comienzos juntos. Pero vayamos a lo importante. 3 de septiembre de 2007, esa es la fecha en la que empezó nuestra amistad. Después de terminar la carrera y con el carné de conducir en la mano desde hacía unos meses, llegaba el momento de tener un vehículo con el que poder desplazarme libremente a cualquier lugar.
Antes de decidir el modelo había una cosa que tenía clarísima, el color no podía ser otro que rojo. ¿Cuál si no? Es mi favorito y de hecho tengo muchísimas cosas de ese color, os sorprendería saber cuantas. Al final me decidí por el Opel Corsa. Me pareció ideal para mí, pequeño y juvenil. Por supuesto, de cinco puertas, los de tres también  son bonitos pero desde mi punto de vista menos prácticos.
Son muchos los viajes que hemos hecho juntos durante todo este tiempo. Nos unen más de 50.000 kilómetros, un par de ruedas pinchadas y muchas anécdotas. Eso sí, gracias a Dios nunca me ha pasado nada, bueno, gracias a Dios y a la Virgen de los Remedios, la patrona de Jimena, de la cual llevo un banderín colgando del espejo retrovisor para que me proteja.
Cuando conduzco me gusta ir escuchando música animada con el volumen bastante alto, por lo que no me faltan varios archivadores repletos de CDs y MP3s, aunque al final acabo poniendo la radio y cambiando de emisora hasta encontrar las canciones que me gustan.
Con el paso del tiempo, mi coche se ha ido impregnando de mi personalidad. De hecho, quien me conoce y lo ve desde fuera puede llegar a saber que es mío por varios motivos. Tengo un banderín del Atlético de Madrid, una pegatina del toro de Osborne y mis iniciales, además de un pequeño muñeco de peluche del programa El Hormiguero. Dentro, a parte de los archivadores de CDs, conservo una pulsera que me regaló mi tía, una caja de chicles, las gafas de sol (que por cierto no utilizo casi nunca) y unas cuantas monedas por lo que pueda pasar. Ahh, y también una balleta para  limpiar el salpicadero de vez en cuando.
Gracias a él conseguí mi primer trabajo y empecé a soltarme al volante. Yo creo que el camino Jimena-Jaén, Jaén-Jimena se lo sabe de memoria y juntos podríamos hacerlo con los ojos cerrados, aunque también me ha llevado a otros muchos lugares, especialmente a pueblos cercanos a mío (Albanchez, Jódar, Bedmar, Úbeda, Baeza, Cambil…) Y es que tengo que admitir que lo más lejos que he ido con él ha sido a Granada, aunque tengo en mente llevarlo en alguna ocasión a Málaga (o más bien que me lleve él a mi) y en un futuro a Madrid. No me da miedo conducir, pero tengo un pequeño problema, el sentido de la orientación no está entre mis mayores virtudes, por lo que más de una vez he terminado perdiéndome, pero acompañada por alguien y preguntando ya se sabe lo que dicen, ¡se puede llegar hasta Roma si hace falta! Cualquier excusa es buena para conducir, pero… ¡podía dejar de subir el precio del gasoil, que nos vamos a arruinar!

Puedes conocer los objetos a los que tienen apego otros amigos jueveros en el blog de Sindel http://palabrasdesindel.blogspot.com/